La Corregidora, Josefa Ortiz de Domínguez, fue un personaje clave para que la Independencia se lograra
En la historia de la humanidad figuran mujeres que han hecho la diferencia y marcado una pauta que definió los hechos. En la antigüedad era sumamente difícil pues las mujeres no tenían ni voz ni voto, vivían a la sombra de sus esposos, pero esta mujer es un hito en la historia de México, conoce quien fue Josefa Ortiz de Domínguez.
María Josefa Crescencia Ortiz Téllez-Girón
Conocida simplemente como Doña Josefa, o la Corregidora, María Josefa Crescencia Ortiz Téllez-Girón, llegó a este mundo el 8 de septiembre de 1768, algunas fuentes apuntan que su lugar de nacimiento fue en Valladolid -hoy Morelia-, mientras que otras dicen que fue en la Ciudad de México.
Quedó huérfana a temprana edad, el primero en morir fue su padre Juan José Ortiz, quien fue capitán del regimiento de los morados y murió en acción de guerra, su madre Manuela Téllez-Girón -quien era de ascendencia española- murió al poco tiempo.
Josefa era una mujer letrada, estudió en el Colegio San Ignacio de Loyola, hoy Colegio de las Vizcainas.
En una visita de funcionarios al Colegio, conoció al abogado Miguel Domínguez el cual quedó prendado de la mujer y comenzó a frecuentarla. El 23 de enero de 1791 se casaron.
Miguel Domínguez era muy cercano al virrey de Nueva España, Félix Berenguer de Marquina, quien lo promovió como Corregidor de Querétaro, razón por la cual Josefa era conocida como la Corregidora.
Tuvieron un buen matrimonio y procrearon 12 hijos, probablemente nadie hubiera imaginado que una mujer común, que cumplía los ideales de la época, fuera a formar parte del movimiento independentista.
Antecedentes de su participación en el movimiento independentista
Su origen criollo fue un antecedente en el pensamiento liberal que tenía Doña Josefa, pero lo que realmente la definió fue la cercanía que tuvo con el pueblo, gracias al trabajo de su marido. Muy de cerca pudo ver las desgracias que vivían los pobladores de la Nueva España.
En 1808 Francia invadió España, este suceso hizo que los habitantes de la Nueva España consideraran tener su propio gobierno, esta idea le pareció muy interesante a La Corregidora.
Los criollos molestos por el trato que se les daba, comenzaron a difundir las ideas de La Ilustración, las cuales estaban prohibidas por la Iglesia, para poder realizar sus reuniones y no tener problemas, las disfrazaban de grupos literarios.
Miguel Dominguez abrió su casa a estos grupos de lectura, personajes como Allende, Aldama y Miguel Hidalgo pasaban horas en casa del Corregidor , discutiendo temas de política. Tiempo después estas reuniones se conocieron como La Conspiración de Querétaro.
Ignacio Allende era prometido de su hija, por lo que su presencia en la casa, hacía que las ideas independentistas permearan más en esta brillante mujer.
Los conspiradores tenían planeado levantarse en armas el 1 de octubre, pero fueron descubiertos el 10 de septiembre.
Su legado
Cuando el corregidor se entera que fueron descubiertos decide salir del plan, a sabiendas del carácter de su esposa y por su condición de jefe del hogar, decide salvaguardar el honor familiar y encierra a Josefa para evitar que se siga inmiscuyendo en los planes de independencia.
Pero a una mujer decidida ¿quién puede pararla? Comprometida con la causa y fiel a sus ideales, Josefa envía una carta -hecha con letras de periódico- informando de lo que sucedía, la misiva iba dirigida a Allende, en manos del alcaide Ignacio Pérez, al no encontrarlo, entregó la carta al cura Miguel Hidalgo, quien decide adelantar el levantamiento.
Josefa y su marido fueron encarcelados la noche del 15 de septiembre de 1810. Su marido salió de prisión antes que ella, ella lo hizo hasta junio de 1817, por orden del virrey Juan Ruiz de Apodaca, quien también reconoció a Miguel Domínguez el derecho a percibir un sueldo por los servicios prestados.
Volvió a la lucha independentista, se juntó con grupos liberales radicales y los ayudó económicamente.
Agustín de Iturbide, quien ascendió al poder en 1822, la invitó a formar parte de su corte como dama de honor de su esposa, Ana Duarte de Iturbide, Josefa rechazó tajantemente el ofrecimiento, pues consideraba que la constitución de un Imperio, era contrario a sus ideales de libertad.
El 2 de marzo de 1829 Josefa deja este mundo, murió por una pleuresia -enfermedad que afecta los tejidos que recubren los pulmones- en la Ciudad de México, sus restos reposan en el Panteón de queretanos ilustres, en un mausoleo construido en su honor en 1847 en el antiguo huerto del convento de la Cruz.
Su nombre siempre estará en la historia de México, no sólo por su participación en la planeación de la Independencia, también por ser una mujer fiel a sus principios, tenaz y perseverante, que se alzó en una época donde la historia la escribían los varones.
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