Hoy se celebra el Día Internacional del Oso Polar, para conmemorarlo te contamos su situación actual
Cada año el 27 de febrero se conmemora al oso polar con un día especial, el Día Internacional del Oso Polar, este día se instauró debido a la amenaza que enfrenta la especie.
Este día, organizado por Polar Bears International, pretende ser una jornada de reflexión sobre el peligro de extinción de uno de los carnívoros terrestres más grandes de la Tierra.
Este día anima a las personas a encontrar fórmulas para reducir su producción de carbono, bajando la temperatura de la calefacción o utilizando menos transporte privado (como coches y motos). El día también ha servido para promocionar la instalación de energía renovable en los hogares.
Desde el año 2008 el oso polar se incluyó en la lista de de animales en peligro de extinción. Los científicos creen que si no se le pone un freno al cambio climático para el año 2050 la población de osos polares se habrá reducido a la mitad y para el 2100 habrá desaparecido por completo.
En la actualidad se estima que solamente quedan 20.000 ejemplares vivos en todo el mundo por lo que la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN) ya los ha incluido en la ‘Lista Roja de Especies Amenazadas’.
Los osos polares habitan únicamente en donde hace mucho frío, alrededor de la región Ártica. Salvo los que viven en cautiverio en zoológicos de todo el mundo. Ellos han sido capaces de adaptarse muy bien a un clima más cálido en esos lugares. Es por eso que muchos expertos creen que fueron aislados al Ártico hace millones de años debido a los cambios ambientales, en vez de estar ahí por necesidad.
Los osos polares dependen del hielo marino para cazar, viajar, reproducirse y, en ocasiones, para excavar madrigueras para sus crías.
Características del oso polar
Los machos adultos habitualmente pesan desde 351 a más de 544 kilogramos. Las hembras adultas son más pequeñas, normalmente un peso de 150 a 295 kilogramos. El oso polar más grande registrado fue de un macho de 2.209 kilos.
Los osos polares son solitarios, excepto cuando la hembra se reproduce y vive con sus crías, las osas polares que están embarazadas son las únicas que hibernan. Sus crías nacen mientras que están hibernando, gracias al instinto son capaces de llegar por su cuenta a la fuente de la leche de la madre.
Ellos permanecerán en la guarida con su madre durante varios meses antes de que emerjan al mundo exterior. Existen muchas amenazas para los osos polares jóvenes, y más de la mitad de ellos morirá en el primer año de vida.
El oso polar se alimenta de muchos animales árticos. Sus favoritas son las crías de focas y los renos, llegan a comer unos 30 kilos de comida al día, los cachorros un kilo, su dieta también incluye belugas, araos, huevos y peces. Los osos polares no toman agua, ya que en su ambiente es salada y ácida. Sacan los fluidos que necesitan de la sangre de sus presas.
Es el más carnívoro de los osos pues la tundra casi no posee vegetación, aunque sí llega a consumir esporádicamente.
Los machos llegan a practicar canibalismo cuando ven a un joven débil o cuando hallan un osezno muerto.
Son comúnmente tranquilos, sólo atacan cuando se sienten en peligro.
Poseen una gran inteligencia y hacen lo necesario para poder sobrevivir. Tienen la habilidad de desacelerar su ritmo cardíaco en lugar de hibernar como otros tipos de osos. También tienen la capacidad de vivir de sus reservas de grasa como lo hacen las focas y las ballenas.
En la naturaleza, los osos polares viven un promedio de 15 a 18 años, aunque los biólogos han marcado unos pocos osos en sus 30 años de edad. En cautiverio, pueden vivir hasta mediados de los 30 años de edad.
¿Por qué están en peligro de extinción?
Como siempre la mano del hombre está involucrada en su preocupante situación.
En los años 60 y 70, la caza ilegal era la principal amenaza para los osos polares. Tanto es así, que en 1973 Canadá, Dinamarca (por Groenlandia), Noruega, EUA y Rusia firmaron un acuerdo histórico, el Acuerdo sobre la Conservación de los Osos Polares, para regular las prácticas y conservar los osos polares.
Una vez regulada su situación, vino otra amenaza, el cambio climático. El planeta entero está amenazado por él, pero en el caso de los polos, el derretimiento de los casquetes dificulta que su fauna siga viviendo.
Otro peligro son los cambios en la masa de hielo. Los osos caminan sobre el hielo para llegar a la tierra y volver al agua nuevamente. Mientras los osos polares están en la tierra, la formación de hielo que utilizaron para llegar hasta allí, puede romperse o derretirse. Como resultado, pueden quedarse atrapados en un pedazo de tierra. Si no hay suficiente alimento allí, puede que no sobrevivan.
Aunado a lo anterior el Océano Ártico se está acidificando a una velocidad vertiginosa debido a las emisiones de dióxido de carbono que el agua absorbe.
A su vez, está entrando menos hielo marino desde el interior del ártico, lo que ha provocado un retroceso del agua dulce de un 40%. El calor del océano Atlántico está entrando y se va elevando, de esta forma el hielo marino en invierno va desapareciendo sin ningún freno.
Según una investigación de la Universidad de Colorado hacia la década de 2070 podría haber cerca de 200 días al año sin hielo marino en el océano Ártico situado en el límite con Alaska.
El cambio en el hielo ha provocado que las especies del Ártico emigren o desaparezcan, lo que dificulta que los osos puedan alimentarse.
Desesperados por encontrar comida, los osos polares se adentran a lugares donde habitan los humanos, causando pánico a quienes los ven. Una vez allí, los osos se alimentan de basura, incluso grasa o aceite, lo que daña su salud.
Por si no fuera suficiente con lo anterior, la contaminación está afectando gravemente a los osos, se han realizado análisis de los tejidos de los osos polares y se han encontrado una gran cantidad de retardantes de llama que pueden provocar en los humanos alteración del equilibrio de las hormonas tiroideas, daños permanentes en el aprendizaje y la memoria, cambios de conducta, pérdida de audición, retraso en inicio de la pubertad, disminución del recuento de espermatozoides, malformaciones fetales y, entre otras alteraciones, posiblemente, cáncer (como el de tiroides).
También han aparecido en sus tejidos compuestos perfluorados y plaguicidas organoclorados que pueden ocasionar cáncer en las personas, y en los animales se han detectado efectos en el hígado, el sistema inmune, el desarrollo y los órganos sexuales, entre otras cosas.
Por desgracia la falta de alimento hará que el comportamiento del oso polar se vuelva hostil, lo que provocara que sus encuentro con humanos terminen en desgracias para la especie.
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