En las paredes de la cueva hay un gran número de símbolos y marcas. Servían para protegerse de “hadas, brujas, cualquier cosa de la que se tuviera miedo”
Una pequeña cueva kárstica cerca de la localidad de Creswell, en el centro de Inglaterra, podría haber sido considerada “una puerta de entrada al infierno”, un portal al inframundo. Según los investigadores, en la antigüedad se creía que esta puerta era utilizada por demonios y brujas para sembrar el caos en la humanidad.
En las paredes de la cueva hay un gran número de símbolos y marcas. Servían para protegerse de “hadas, brujas, cualquier cosa de la que se tuviera miedo”, indica una investigadora.
Y es que esa formación contiene la mayor concentración de símbolos apotrópicos jamás encontrados en el Reino Unido. Se trata de marcas que servían para protegerse del mal o de las desgracias.
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Hay centenares de ellas. El tamaño y variedad de los símbolos, grabados en las paredes de piedra caliza y el techo de una cueva que tiene en su centro un agujero profundo y oscuro, “no tiene precedentes”, mencionan los investigadores.
Alison Fearn, experta en símbolos protectores de la Universidad de Leicester, ha afirmado que las letras y los símbolos eran cristianos, pero que no deberían considerarse en ese contexto, porque entonces —desde el siglo XVI hasta principios del XIX— la gente no asociaba mucho la cruz con la religión. Según Fearn, la cruz simplemente significaba “un símbolo protector” ante algo que se encontraba en la cueva, y cumplía la función de mantener ese algo alejado de la cueva… o evitar que saliera de ella. “Podían ser hadas, brujas, cualquier cosa que se temiera iba a quedarse allí”, dice Fearn.
Ronald Hutton, profesor y experto en folclore, ha valorado el descubrimiento como algo muy importante y emocionante.
“Parece que es el mayor conjunto de marcas protectoras que se ha encontrado en cuevas británicas, y posiblemente en cualquier lugar del Reino Unido”, ha mantenido Hutton.
Las marcas fueron halladas por casualidad el año pasado por los espeleólogos entusiastas Hayley Clark y Ed Waters.
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