Pinturas, fotografías, paneles interactivos con consejos y juegos serán las atracciones del Museo del Perro, sin embargo los canes no están invitados
El día de ayer se inauguró el Museo del Perro en el edificio Kalikow, en Park Avenue, cerca de la estación Grand Central, de Nueva York.
Aunque en realidad, explica el director de recursos culturales del centro, Alan Fausel, se trata de una reinauguración, pues sus puertas abrieron en Manhattan en 1982, aunque entre 1986 y 2017 el museo se trasladó a la localidad de Saint Louis, en Missouri.
Cuadros de la época victoriana del siglo XIX, carteles de películas protagonizadas por mascotas, como Lassie, una pantalla interactiva que te dice a qué raza de perro te pareces más, son algunas de las atracciones que tendrá el museo, además de las más de dos mil pinturas, esculturas, fotos y otros objetos en honor a los canes.
Fausel señala que “para celebrar el arte del perro” este museo ha vuelto para quedarse y conseguir más visitantes pues la organización que lo mantiene, el American Kennel Club (AKC), se ha trasladado a un nuevo edificio donde cuenta con dos amplias salas de exposiciones y una biblioteca con 15.000 volúmenes sobre perros en pleno Manhattan.
“Empezamos en Nueva York, pero por falta de espacio el museo se movió a Saint Louis, aunque estaba muy lejos de la ciudad y no teníamos muchos visitantes, así que cuando movimos el AKC a las nuevas oficinas también nos trajimos de vuelta el museo”, explica con satisfacción.
Las pinturas tratan de realzar la importancia de los perros en diversos ámbitos, algunas otras retratan mascotas de celebridades.
“Además de tener una de las mejores colecciones de pintura británica del mundo sobre perros, también tenemos seis pantallas digitales interactivas, algunas divertidas e interesantes sobre cómo entrenar a tu perro. Pero también tenemos dos mesas sobre razas con toda la información sobre las 193 aceptadas por la AKC”, agrega.
El origen, la historia y características de todas estas razas se pueden seleccionar en una amplia pantalla táctil a disposición de los visitantes, que también pueden hacerse una fotografía para que un programa de reconocimiento facial le diga cuál es su pedigrí, que puede ser el de un chihuahua o el de un russell terrier.
En otra pantalla Molly, una perrita virtual, te enseña como cuidar de las mascotas.
La exhibición del esqueleto de Belgrave Joe, un fox terrier muerto en 1888 y considerado el padre de la estirpe de los fox terrier de pelo liso, es otro de los secretos que esconde este pequeño museo. La entrada costará 15 dólares.
Aunque está dedicado a los perros, las puertas del museo no están abiertas para ellos.
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