El mexicano viajó a Rusia a mediados del 2018 para el Mundial y decidió quedarse en aquel país.
Carlos Rocka vino a Rusia acompañado por su novia, Thaylin Méndez, en junio del año pasado y en noviembre inauguró su bar en Ekaterimburgo. Aunque la verdad es que este ya es el segundo local que abre en los Urales: su primer intento no tuvo éxito y solo estuvo abierto un mes.
El mexicano contó a Nasha Gazeta, tuvieron que cerrar el primer bar debido a quejas de vecinos y restaurantes locales.
“Las fiestas duraban hasta el amanecer e incluso hasta la tarde del día siguiente, todo con ruido y júbilo, y no todo el mundo estaba contento con esto”, dijo Carlos al medio ruso.
En la aventura de abrir su propio negocio en Rusia, Carlos tuvo como cómplices a su novia y dos amigos latinoamericanos, Patricio, de Ecuador, que estudia medicina en Ekaterimburgo, y Paul, de México.
El primer fracaso trajo la unión de los amigos con socios rusos y abrieron el bar Viva México a finales de noviembre. Carlos, que trabaja para una empresa de telecomunicaciones mexicana, invirtió 2 millones de rublos en su nuevo proyecto. De momento no lo ha rentabilizado, pero el joven no desespera:
“En Ekaterimburgo faltan locales latinos, donde suene nuestra música y sirvan nuestras bebidas. Los rusos no saben divertirse, son gente demasiado conservadora”
La idea de Carlos es darle un fuerte toque latino a su local: en este preparan burritos, quesadillas y los DJs ponen música latina. Además, el mexicano no descarta abrir locales similares en Rostov, Samara e Ivánovo.
Hasta finales de 2018 Carlos se encontraba en Rusia como turista, pero ya inició los trámites para legalizar su estancia en el país eslavo. Dice que el frío y el invierno ruso no le asustan, de hecho, está convencido de que los rusos pasarían más frío en el norte de México:
“Allí hace frío, hace viento y hay mucha criminalidad”.
Contenido relacionado