¿Qué esperamos para cambiar el paradigma y comprobar que podemos disfrutar un Navidad sin tanto plástico, sin tanto papel, sin tanta comida y sin tanto gasto innecesario?
Debemos reconocer que en realidad pocas veces, o nunca, somos conscientes de la cantidad de basura que generamos, y no se diga en Navidad. Datos de Linio indican que cada mexicano produce 343 kilos de basura cada año en promedio, es decir, cada uno de los habitantes del país generamos alrededor de un kilogramo de residuos al día.
Y aunque de un tiempo a la fecha hemos pasado del concepto de basura, que se designaba a todo aquel material considerado desecho que se necesitaba eliminar o poner lo más lejos posible de nuestro hogar, por el de residuo -todo aquel material o producto que se desecha y puede ser susceptible de ser valorizado, o requiere sujetarse a un tratamiento o a una disposición final-, es un hecho que esa montaña de residuos crece exponencialmente en Navidad.
¿No lo creen? Simplemente hay que fijarse en los contenedores después de estas fechas de fiesta y celebración. Por lo general están llenos o desbordados con embalajes, papeles de regalos y envases que en su mayoría tuvieron un fugaz uso y muy probablemente podrían ser prescindibles.
Estos residuos son considerados por los ambientalista “de lujo”, ya que buena parte de ella solo habrá sido empleada de usar y tirar, ya que esta época del año es el momento de mayor consumismo social, por lo que resulta impostergable pensar y replantearse el sentido que pueda tener el consumir tantos alimentos y productos.
¿Qué esperamos para cambiar el paradigma y comprobar que podemos disfrutar un Navidad sin tanto plástico, sin tanto papel, sin tanta comida y sin tanto gasto innecesario?
Podemos empezar analizando los momentos en los que generamos estos residuos, por ejemplo los alimentos. Así, es vital realizar una buena planificación de lo que cenaremos tanto en Nochebuena como en Nochevieja, además de aprovechar las sobras para las comidas de los días siguientes, más allá del “recalentado”.
También podemos repartir la comida sobrante entre los invitados.
El frasco de vidrio que contenía la mermelada para elaborar el postre puede ser basura o un recipiente para guardar galletas. La caja en la que recibimos el regalo puede terminar en la basura o nos puede servir para guardar el calzado delicado o para que nuestra mascota tenga una cama que le aísle del frío del piso.
Utilizar la decoración navideña de años anteriores es una excelente opción para reducir el consumo de plásticos y otros materiales. A esto se le llama el arte de reutilizar, y es un gesto esencial para reducir la huella de residuos no solo en las fiestas decembrinas.
¿No encuentras la talla o color que sabes le gustará a esa persona especial? Entonces puedes realizar un obsequio “no material”, como unas entradas al teatro, un concierto o un vale para una sesión en un spa.
Para reducir los residuos en las navidades, podemos llevar de casa una bolsa de tela, cesta o carro para hacer las compras de temporada. Y no se trata de solo implementar estrategias con la bolsa, ya que toda la compra puede ser más sostenible: desde regalos ecológicos, hasta escoger alimentos de kilómetro cero, cercanos y artesanales, que minimicen la contaminación y apoyen la economía local.
En otro sentido, debemos entender en estas fechas y el resto del año, que objeto o alimento no es mejor ni peor en función de la cantidad de envoltorio, envase o embalaje con el que se presente. Así, evitemos los productos sobreempaquetados y unámonos a la tendencia de comprar a granel, ya que así evita que más plástico inunde el medioambiente. Incluso, podemos envolver con papel reutilizados de años previos o innovar con telas llamativas o cajas reutilizables.
¿Y por qué no? Entremos al movimiento “vintage” y regalemos productos de segunda mano, que pueden resultar especiales, prácticos y muy bonitos.
Con todas estas opciones, implementaremos la tres erres: reducir, reutilizar y reciclar; además de evitar los nada deseables residuos de los envoltorios que están ahogando bosques y mares, además que disminuimos la extracción de recursos naturales y ese será el mejor regalo para nosotros mismos.
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