Las encuestas señalan que la mayoría de los ciudadanos alemanes tienen una opinión favorable a la donación de órganos después de la muerte
Como una medida para combatir la baja tasa de donantes, el ministro de Salud de Alemania, Jens Spahn, propuso una reforma para que todo ciudadano del país sea considerado donante de órganos, salvo que haya estipulado expresamente lo contrario.
Alemania cuenta con solamente 797 donantes por año y la cifra resulta totalmente insuficiente para la demanda de órganos en sus hospitales.
Constantemente hay una media de 12 mil personas esperando un trasplante que nunca llega. Cada día muere una media de tres pacientes por esta causa.
En la actualidad, un ciudadano tiene que expresar de manera explícita su deseo de ser donante de órganos, una premisa insuficiente en opinión del ministro de Sanidad.
“Necesitamos un amplio debate en la sociedad sobre la necesidad de que todos sean considerados donantes si no desean lo contrario”, explicó Spahn.
El funcionario admitió el malestar que puede generar esta iniciativa, entre otras razones porque “supone una intervención del Estado en la libertad del individuo”, por lo que ha llamado al debate político y social. En este sentido, ha instado a contrarrestar los miedos “con buenos argumentos”.
Las encuestas señalan que la mayoría de los ciudadanos alemanes tienen una opinión favorable a la donación de órganos después de la muerte, pero solo una minoría estaría dispuesta a dar su consentimiento escrito o a disponer de una tarjeta de donante de órganos debido sobre todo a las reticencias para aceptar la muerte cerebral como verdadera muerte.
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