La víspera de la cumbre en Singapur, el equipo diplomático de Trump se abocó a dar una imagen alentadora de las negociaciones, sin que la parte norcoreana expresara la menor palabra de los contactos
Funcionarios de Estados Unidos y Corea del Norte llevaban a cabo conversaciones el lunes en Singapur, en un intento por resolver las diferencias antes de que sus líderes sostengan una cumbre sin precedentes que apunta a encontrar vías para poner fin a una disputa nuclear en la Península Coreana.
El líder norcoreano, Kim Jong Un, y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, llegaron el domingo a la ciudad-estado de Singapur para la histórica cita, la primera ocasión donde los líderes de ambos países se reunirán cara a cara.
Siguen habiendo diferencias clave sobre lo que implicaría una desnuclearización para dos países que han sido enemigos desde la Guerra de Corea de 1950-1953, y los funcionarios están tratando de hacer avanzar la agenda antes de que los líderes se reúnan el martes.
Comentando por primera vez sobre la agenda, la agencia estatal KCNA de Corea del Norte dijo que las dos partes intercambiarían en Singapur “puntos de vista amplios y profundos” para restablecer las relaciones, y dijo que la cumbre forma parte de una “era cambiada”.
Las discusiones se centrarían en “el tema de construir un mecanismo de paz permanente y duradero en la Península Coreana, la cuestión de alcanzar la desnuclearización de la Península Coreana y otros asuntos de interés mutuo”, dijo KCNA.
En el período previo a la cumbre de Singapur, Corea del Norte rechazó cualquier desarme nuclear unilateral, y la referencia de KCNA a la desnuclearización en la península ha significado históricamente que Pyongyang quiere que Estados Unidos elimine su “paraguas nuclear” que protege a Corea del Sur y Japón.
El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, quien también está en Singapur, dijo en un tuit que Washington está “comprometido con la desnuclearización completa, verificable e irreversible de la Península Coreana”.
Muchos expertos en Corea del Norte siguen siendo escépticos de que Kim abandone por completo sus preciadas armas nucleares. Creen que su interacción más reciente busca lograr que Washington alivie las sanciones que han golpeado a su país.
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