Su genio y figura la inmortalizaron, lo mismo que su belleza. Ella misma se hacía llamar “La reina de la noche”
Excéntrica, violenta, difícil y la poetisa más famosa y aclamada de las décadas de 1940 y 1950 en México. Así era Guadalupe Teresa Amor Schmidtlein, mejor conocida como Pita Amor, de quien hoy se conmemoran los 100 años de su nacimiento.
Pita nació en la Ciudad de México. Se describía a sí misma como la mujer más vanidosa y la más bonita que existía.
Su genio y figura la inmortalizaron, lo mismo que su belleza. Se ganó el nombre de “Undécima Musa” no sólo entre intelectuales, sino también entre gente del espectáculo y políticos.
En su juventud fue actriz y su belleza, la inspiración de obras de artistas como Cordelia Urueta, Martha Chapa, Alfonso Michel, Raúl Anguiano, Roberto Montenegro, Antonio Peláez, Juan Soriano y Diego Rivera, quien la pintó desnuda, lo que produjo gran escándalo en la familia Amor.
Pita era una mujer con sensibilidad a flor de piel, que le asustaba la oscuridad, siempre vivió rodeada de lujos. Fue estrafalaria porque conservaba la costumbre de cubrirse con vestidos escotados, mantones y capas; asimismo, no usaba ropa interior ni medias.
Tenía “una personalidad avasalladora, que no se dejaba dominar por nadie, que nunca pasaba inadvertida y aceptó por igual placeres y amarguras”, asegura el escritor K. Schuessler, que es el más conocedor de su vida y obra.
Amor estaba demasiada enamorada de su persona, se hacía llamar “La reina de la noche” y tenía por costumbre recorrer desnuda el Paseo de la Reforma de Ciudad de México cubierta solamente con un abrigo de mink.
Tuvo un hijo de nombre Manuel, para ella, Manuelito, quien a la edad de un año murió ahogado en una pileta de un jardín de tejocotes en San Jerónimo, lo que le provocó una gran crisis, marcándola desde ese momento la desgracia.
Tras ese episodio, la llamada “Undécima Musa” no deseaba ver a nadie, su vida personal se volvió silenciosa de un día para otro, se alejó y descuidó su aspecto físico. Años después Pita apareció a principios de los ochentas como una mujer insolente, arrebatada y diferente.
Schuessler definió su obra como autorreflexiva y la comparó con el trabajo plástico de la pintora Frida Kahlo. Además, aseguró que así como ocurrió en la época de la kahlomanía, llegó el momento de la “pitamanía”.
De manera frecuente, la autora de “Yo soy mi casa”, “Décimas a Dios”, “Puerta obstinada” y “Polvo”, sus obras más emblemáticas, organizaba reuniones en su departamento en Río Duero y Pánuco, en la colonia Cuauhtémoc, donde asistían hombres que la amaban y mujeres que la asediaban.
También se reunían ahí grandes personajes de la lengua escrita de la talla de Octavio Paz, Carlos Fuentes, Elena Garro, Juan José Arreola, Pina Pellicer y José Revueltas, por citar algunos.
También fue conductora del programa “La señora de la tinta”, del Canal Once, y “Variaciones sobre un motivo poético”, de Radio Universidad; escribió en suplementos y diarios como “El Nacional”, “México en la Cultura”, entre otros.
Sonetista natural, escribió con obsesión sobre el miedo, la angustia y la soledad. Su poesía habla de la angustia de vivir, de Dios, de la nada; sus poemas se escribieron siempre en primera persona, tratando de la vida y su experiencia femenina.
Fue una gran artista reconocida no sólo en México sino en el mundo. Sola y en el abandono, falleció el 8 de mayo de 2000 a la edad de 82 años, a consecuencia de una neumonía.
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