Sus trastornos iniciaron antes de la adolescencia, y las hermanas llegaban a pasar hasta 10 horas tomando duchas para higienizarse y limpiar “impurezas” que sólo ellas podían ver.
El trágico fin de las mellizas Sara y Amanda Eldritch, quienes decidieron quitarse la vida en un pacto suicida al no soportar vivir con sus manías y bajo la presión de su enfermedad mental, ha consternado a la sociedad de Broomfield, Colorado, en los Estados Unidos.
El calvario de las mujeres de 33 años comenzó cuando en la adolescencia fueron diagnosticadas con Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC); no obstante, análisis psiquiátricos habían determinado que ambas tenían tendencias suicidas antes de los 13 años.
Los trastornos les provocaban ataques de ansiedad que las llevaban hasta pasar hasta diez horas bajo una ducha higienizando sus cuerpos. Consumían hasta cinco litros de alcohol para limpiar las “impurezas” que solo ellas podían verse, hasta provocarles quemaduras en la piel.
Sara y Amanda casi no salían de su vivienda, y cuando lo hacían, el ritual era tan largo y peligroso que duraba horas; inclusive, dejaban de comer o beber cualquier tipo de alimento para evitar tener que ir a algún baño público. Esa situación las llevó en ocasiones a estar al borde de la deshidratación.
Su madre, Kathy Worland, contó que durante su niñez ya notaba que algo mal pasaba con sus pequeñas cuando pasaba más de media hora tratando de atarle los cordones porque estos debían ir de una manera “bien específica”.
Después de la pubertad, las fobias se volvieron peores contó Worland.
“Comenzamos a perder contacto con nuestros amigos. Cuando te toma todo el día darte una ducha, tú nunca conocerás a alguien. Simplemente dejaron de llamarnos”, había relatado Sara en 2017 en el programa The Doctors.
Pese a que recurrieron a diferentes tipos de terapias, ninguna resultó exitosa, ni la hipnosis, ni las medicaciones, por lo que la familia desesperada intentó un último recurso, que en principio pareció exitoso.
En 2015 las hermanas fueron sometidas a una intervención quirúrgica, la primera hecha en Colorado, consistente en una profunda estimulación cerebral tal como se hace con algunos pacientes con el mal de Parkinson.
El procedimiento efectuado por el doctor David VanSickle en el Littleton Adventist Hospital consistió en la colocación de cables debajo de la piel de la cabeza, cuello y hombros de cada una de las mellizas. Todos estaban unidos a un neuroestimulador, conectado a una batería implantada en sus pechos. Esto les permitió controlar electrónicamente su ansiedad, el motor que las forzaba a actuar de manera obsesiva.
Los resultados, relataron ellas mismas en un talk show local, fueron buenos y sentían que podían lidiar con su TOC y que podrían comenzar una vida normal. “Estuve secuestrada durante 30 años y ahora recuperé el control”, indicó en aquella oportunidad Sara.
En aquel tiempo después de la operación, ambas consiguieron un trabajo y comenzaron a pasar más tiempo separadas una de la otra, aunque cada tanto sufrían algún tipo de depresión, de acuerdo con el testimonio de su madre.
Sin embargo, el pasado viernes, las mellizas Eldritch fueron encontradas muertas en el interior de un automóvil con un disparo en la cabeza, según relató la Oficina del Sheriff del Condado de Fremont.
Todo indicaría que se trató de un pacto suicida, según anunciaron las autoridades policiales.
En un sitio en busca de donaciones para sus funerales, la familia señaló los últimos tres años de las mellizas habían sido buenos tras las cirugías. “Pero no hay cura para las enfermedades mentales, y ellas finalmente sucumbieron a esta enfermedad insidiosa”, escribieron.
El hospital donde fueron atendidas durante años emitió un comunicado en el que puso de manifiesto la “tristeza” que sentían por la muerte de las jóvenes mellizas.
“Sara y Amanda eran corajudas, valientes, inspiradoras que compartieron sus historias, incluso con las dificultades que llevaba eso, con el deseo de poder ayudar a otros”, destacó.
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