El esquiador de Tonga, Pita Taufatofua admite su realidad, pero quiere ser el que inspire a nuevas generaciones en su país a participar en los Juegos Olímpicos de Invierno
Pita Taufatofua, esquiador de campo traviesa de Tonga, bromeó que tiene dos objetivos a corto plazo, cuando compita en su primer evento en los Juegos Olímpicos de Invierno: No tropezar con árboles y terminar antes de que apaguen las luces.
Ganar es algo improbable para el tongano “con torso desnudo”, quien se clasificó para la justa de campo traviesa pese a haber comenzado a practicar este deporte hace menos de un año y pasado menos de 12 semanas de su vida en la nieve.
Taufatofua, de 34 años, dijo que su verdadera meta a largo plazo es inspirar a otras personas del Sur Pacífico a animarse a participar en las Olimpiadas. Hasta ahora él está haciendo un buen trabajo, como uno de los pocos atletas que compiten en los Juegos de Inverno y verano.
“No ganaré, pero en cuatro años alguien de Tonga podría hacerlo, en ocho años alguien del Pacífico podría triunfar”, dijo Taufatofua. “Los chicos que están viendo esto ahora, ellos tendrán acceso a algo que nunca antes supieron que existía”.
A estas alturas probablemente uno ya haya escuchado – o al menos visto – de Taufatofua.
Se convirtió en una sensación televisiva y de internet en 2016, cuando salió sin camiseta a la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Verano en Río de Janeiro, sosteniendo la bandera de Tonga, con el pecho aceitado, mostrando su musculatura. Pero no le fue muy bien en la competencia de taekwondo en esos juegos. Perdió su primera pelea, 19-1.
Pero poco después de eso, el persistente Taufatofua decidió tratar de llegar a los Juegos de Invierno – pese a que nunca nieva donde él vive. Escogió esquí en campo traviesa porque dijo que era la competencia más difícil de las Olimpiadas y entrenó en patines en su casa y en Australia. Solo hace poco vio la nieve.
Se clasificó a los Juegos en una ubicación remota, sacrificando casi todos sus recursos económicos para hacer su sueño realidad.
Cuando llegó a Pyeongchang, dijo que no marcharía sin camiseta, pero cuando comenzó la ceremonia de apertura allí estaba, con el torso desnudo, sosteniendo la bandera de Tonga, pese a la gélida temperatura.
El público estalló en ovación. “Si mis ancestros pudieron cruzar el Océano Pacífico durante 1000 años, sin saber dónde estaba la siguiente tierra firme, sin saber dónde iban a comer la próxima vez, yendo a la guerra, entonces yo puedo caminar durante 25 minutos durante una ceremonia de apertura sin una camiseta”, dijo. “Porque así es como ellos vivieron durante 1,000 años”.
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