El cardenal Bernard Law, quien dimitió en 2002 como arzobispo de Boston acusado de encubrir uno de los mayores escándalos de pederastia de la Iglesia católica, murió en Roma a los 86 años
El cardenal Bernard Law, el exarzobispo de Boston caído en desgracia que desencadenó la peor crisis en el catolicismo estadounidense por no detener a religiosos que abusaron de menores, ha fallecido, según un funcionario de la Iglesia católica. Tenía 86 años.
Law estaba enfermo y había sido hospitalizado recientemente en Roma. El funcionario pidió permanecer en el anonimato porque no estaba autorizado a anunciar la muerte de forma pública.
El cardenal llegó a ser uno de los líderes más importantes de la Iglesia católica en Estados Unidos. Tuvo una gran influencia en nombramientos del Vaticano en archidiócesis estadounidenses, ayudó a marcar prioridades para los obispos del país y tenía el favor del papa Juan Pablo II.
Pero en enero de 2002, The Boston Globe inició una serie de reportajes que emplearon registros de la Iglesia para revelar que Law había trasladado durante años a los sacerdotes agresores de una parroquia a otra sin alertar a los padres ni a la policía. En cuestión de meses, católicos de todo el país exigían saber si sus obispos habían hecho lo mismo.
Al principio, Law intentó gestionar el creciente escándalo en su arquidiócesis negándose a hacer comentarios. Después se disculpó y prometió reformas. Pero se publicaron miles de nuevos registros eclesiásticos demostrando nuevos casos de cómo Law y otros habían expresado más preocupación por los sacerdotes acusados que por las víctimas. En medio de un escándalo contra el cardenal, incluidas algunas críticas poco comunes de sus propios sacerdotes, Law pidió renunciar y el Papa lo autorizó.
Fue una llamativa caída en desgracia para Law y una medida poco habitual en la Iglesia, que se resiste con firmeza a la presión pública pero no pudo hacerlo en esa ocasión debido al alcance de la crisis. Desde 1950, más de 6,500, o en torno al 6% de los sacerdotes estadounidenses, han sido acusados de abusos sexuales a menores, y la Iglesia estadounidense ha pagado más de 3,000 millones de dólares en acuerdos con las víctimas, según estudios encargados por los obispos estadounidenses y reportes de medios.
Como líder de la arquidiócesis en el epicentro del escándalo, Law se convirtió durante el resto de su vida en un símbolo del fracaso generalizado de la Iglesia a la hora de proteger a los niños.
Aun así, Law conservó algo de apoyo en el Vaticano. En 2004 fue nombrado arcipreste de la Basílica de San María la Mayor, una de las cuatro principales basílicas de Roma. Cuando Juan Pablo II murió al año siguiente, Law fue uno de los obispos que presidió una misa funeraria por el pontífice en la Basílica de San Pedro.
También siguió sirviendo durante años en varios comités estratégicos del Vaticano, incluida la Congregación de Obispos, que recomienda nombramientos al papa. Los defensores de las víctimas vieron esos puestos como un signo de apoyo a Law por parte de líderes eclesiásticos sin remordimientos por los niños que sufrieron abusos.
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