Uno de los símbolos más representativos del Día de Muertos, no solo en México, sino a nivel internacional, es “La Calavera Catrina”. Esa imagen que nos identifica, es la creación del ilustrador mexicano José Guadalupe Posada.
Calaveras satíricas y de carácter político, fueron las creaciones de José Guadalupe Posada, un artista que llevó su trabajo a la creación de un símbolo de nuestra nación, muchas de sus magníficas obras son referentes de una transición política en México.
Nacido en Aguascalientes el 2 de febrero de 1852, Posada fue caricaturista político y grabador, su primer contacto con el grabado y la litografía lo hizo en el taller Trinidad Pedroso, durante más de cuarenta años trabajó realizando ilustraciones para periódicos, novelas, libros de cocina y cancioneros. El contexto que Posada vivió en México fue de momentos turbulentos y de transiciones en la historia de nuestro país. Una época de progreso tecnológico y modernidad durante el mandato de Benito Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada, pero particularmente durante el gobierno de Porfirio Diaz.
Durante este tiempo, los avances en la impresión permitieron el crecimiento de la literatura callejera propiciando el florecimiento de las ilustraciones de Posada. Es importante mencionar que, durante las décadas previas a la revolución socialista de 1910, millones de personas fueron iluminadas por estas ilustraciones.
Sus imágenes fueron reproducidas en el periódico “El Jicote” y en la Ciudad de México colaboró en medios como “La Patria Ilustrada”, “El Padre Cobos”, “El Ahuizote”, entre otros.
El ilustrador, logró captar escenas del pueblo mexicano en donde se reflejan pesares y alegrías, que se vivieron durante el Porfiriato. Calaveras fumando, algunas bebiendo, otras en fiestas, unas adineradas y otras en la pobreza, retratando la sociedad del momento, así nació “La Calavera Catrina”, personaje que fue bautizado originalmente como “La Calavera Garbancera” que hacía referencia a los “garbanceros’”, que eran aquellas personas que buscaban aparentar ser europeos, renegando sus raíces y cultura, algo muy popular durante el Porfiriato.
De esta manera, José Guadalupe dibujó caricaturas y bocetos satíricos consagrados, elaborando una crónica de la vida mexicana de la época colocando en relieve los sufrimientos de su pueblo. La mayoría de estas calaveras fueron publicados por la prensa de Antonio Vanegas Arroyo que produjo literatura para las clases bajas, incluyendo miles de panfletos satíricos que Posada ilustró.
Tras la muerte de Posada, después del comienzo de la Revolución Mexicana en 1913, sus calaveras y esqueletos se asociaron estrechamente con la celebración del “Día de los Muertos”.
Posada murió en la Ciudad de México, en la pobreza y sepultado en una fosa común. Años después, en la década de 1920, su trabajo fue reconocido a nivel nacional e internacional, defendido por el francés Jean Charlot, quien describió a Posada como “grabador del pueblo mexicano”.
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