La doble moral de los mexicanos que no nos deja crecer como país.
Seguimos siendo un país en donde la mocheria y la hipocresía domina en varios estratos de nuestra vida. Yo considero a los potosinos gente inteligente e informada. Sin duda y es respetable, son quizá, más religiosos y conservadores, que el resto del país. Pero rechazo de manera tajante que los consideren ciudadanos de segunda.
Creo que los potosinos, pueden por sí mismos, tomar determinaciones que tienen que ver, con las noticias y su forma de consumirlas. Asumir por ellos o aplicar una censura por anticipado, me parece una falta de respeto a la inteligencia de los habitantes de San Luis Potosí. En el estado un grupo de cableros y concesionarios de radio han considerado, que la forma de dar noticias de un servidor, resulta un atentado a las “buenas costumbres”, por mi propensión a llama las cosas por su nombre, por decir que aquellos que carecen de progenitora no tienen madre y los políticos rateros, son unos hijos de la Malinche.
Estoy seguro, que los potosinos, si se sienten ofendidos, tienen la capacidad intelectual de cambiar de estación de radio o de canal, sin la necesidad de que un payaso, pseudo guardián de las buenas costumbres tome la decisión por ellos. Es más que en estos tiempos de la comunicación por redes, pueden dirigir el reclamo directo a un servidor e iniciar un diálogo valioso y real al respecto de mi manera de comunicar sin la intercesión de un héroe de la moral. Ya no son los tiempos del Tío Gamboin en donde las cartas las recibía “Corcolito”.
Mientras esto pasa, los preocupados guardianes de la moral y las buenas costumbres, siguen pautando en sus estaciones y sistemas de cable, la publicidad de empresas que con una mano sostienen las buenas prácticas y con la otra promocionan productos que tienen a nuestra niñez en el primer lugar de obesidad del mundo. Están muy preocupados, de estar “a favor de lo mejor”, pero les importa poco convertir a los niños en unas pelotas, eso sí, pelotas cuyos oídos nunca han sido mancillados por una leperada. Serán unos gordos diabéticos, que morirán por complicaciones de su peso, asusados por el consumo de mierda pero jamás por escuchar una picardía en los medios de comunicación, que tienen una nueva generación de templarios que velarán por la pureza de los contenidos. En donde las series de narcos, tampoco las van a quitar, aunque se ensalcen a asesinos y envenedadores. Tampoco a los rateros, raza de cabrones “peorcráticos”, gobernantes tranzas, hay que decirles que son ladrones, pero no unas “ratas de mierda”.
Siempre he dicho que ante la intolerancia, una de las peores clases de incultura, la lectura. Me pregunto si alguno de estos nuevos inquisidores habrán conocido la obra de Camilo José Cela. “La familia de Pascual Duarte”, obra de este premio Nobel de literatura, es un entramado profundo y sobrecogedor, contado con todo su drama, y empapado de “groserías”, como empapada esta la vida, de chingaderas difíciles de sustituir, a menos que se trate de una sociedad que necesita mentirse para recomponerse. Seguramente tampoco han leído el tratado más profundo sobre la mexicaneidad, obra de Octavio Paz, “El laberinto de la soledad”, nos explica por qué hay el mexicano es “hijo de la chingada”, en función de que la Malinche fue mancillada, por Cortés. Es un esfuerzo por que entendamos los traumas que nos mantienen echándole la culpa de nuestras desgracias a todos, lejos asumir, que como pueblo hemos sido irresponsables y nos gusta instalarnos en el papel de víctimas. En fin, todas estas discusiones, estarán lejos de los potosinos, gracias a la determinación de un grupúsculo de mochos que consideran que escuchar las cosas crudas como son, les van a deslavar al Espíritu Santo y les quemará El Rosario, desconociendo el derecho de la audiencia a decidir sobre los contenidos que quieren consumir.
Por otro lado, rápido se olvidan los estertores del temblor y estos se cambian por las sacudidas de la política y sus porquerías interminables. Estamos en los tiempos de los independientes, no creo que ninguno tenga relevancia más allá de Margarita Zavala, Armando Ríos Peters, Jaime Rodriguez “el bronco” y Pedro Ferriz. Cada uno con sus bemoles y limitaciones. Cada uno con sus motivos para estar en la contienda. Que tanto están distantes su amor real por el país y su candidatura.
Estos días han sido un interminable desfile, de mezquindades, de ataques y deslindes panistas. No son los únicos que apestan. Hay que esperar a que los tiempos alcancen a las demás fuerzas políticas, la basura que están dispuestos a aventarse es interminable.