El gimnasio del Centro Islámico Champions de Houston está cubierto de colchones, mantas y ropa donada, y las cajas de comida se apilan junto a las paredes.
En la víspera del Eid al-Adha, o “Fiesta del sacrificio”, uno de los días más sagrados del islam, se ha convertido en el hogar temporal de 15 de los miles de evacuados por la tormenta Harvey, tanto musulmanes como no musulmanes. Y aunque acogerá a cientos de personas para el rezo matinal del viernes, los líderes de la mezquita han sido claros: No importa cuánta gente acuda al rezo, los evacuados no se irán a ningún lado.
“Ellos son nuestra principal prioridad. No se les molestará, no se les desplazará, no se les moverá”, dijo M.J. Khan, presidente de la Islamic Society of Greater Houston, que gestiona la mezquita Champions y otros centro más que se utilizan estos días como albergues. “La gente que venga, si tiene que rezar en el estacionamiento, rezará en el estacionamiento”.
Como ocurrió en otras catástrofes, desde la supertormenta Sandy de octubre de 2012 al huracán Katrina de 2005 o los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, los musulmanes estadounidenses están entre las víctimas y los participantes en la reconstrucción. La comunidad musulmana de Houston, que se estima tiene 200,000 miembros, ha abierto muchos de sus centros comunitarios y movilizó a cientos de voluntarios para repartir comida y entregar donaciones tras el paso de Harvey. Algunos rescataron a sus vecinos de las inundaciones.
A pesar de las históricas inundaciones que azotaron Houston hace unos días, los rituales de ayuno, cena iftar y oraciones continuaron en la mezquita Champions, también conocida como Masjid al-Salam, y en otros centros comunitarios de la zona. Pero algunas familias que participan en esos rituales pasarán la noche en el templo porque no pueden regresar a sus casas. Otros se saltarán el rezo matinal del viernes para trabajar como voluntarios en bancos de alimentos y refugios. Sin embargo, otros estarán en uno de los mega albergues habilitados en la ciudad, sin poder acudir a una mezquita para celebrar el feriado.
Líderes y académicos islamistas dicen que esta labor subraya el espíritu de la fiesta, que coincide con el haj, una peregrinación anual a la ciudad de La Meca, considerada sagrada por el islam, en Arabia Saudí. Los musulmanes sacrifican corderos y entregan parte de la carne a los más podres para conmemorar la disposición del profeta Ibrahim -conocido como Abraham en las tradiciones cristiana y judía- a sacrificar a su hijo para cumplir con la voluntad de dios, que finalmente le entrega un carnero para sacrificar en su lugar.
“El objetivo último de respetar y practicar todos esos rituales (…) es ayudar a los otros”, dijo el imán Hassan Qazwini, responsable de una mezquita en Detroit y uno de los principales representantes de los musulmanes chiíes en Estados Unidos. Su templo, el Islamic Institute of America, dedicará este Eid a recaudar dinero para las víctimas de la tormenta, como otras organizaciones islamistas estatales y nacionales.
“Creo que abrir tu puerta en el día del Eid a refugiados y a personas que lo necesitan es una forma de rezar en sí misma”, agregó.