La economía liberal asegura que las fuerzas de oferta y demanda son las que, de forma natural, nos llevarán a un equilibrio social
El término “Economía liberal”, o “liberalismo económico” refiere tanto a una doctrina de pensamiento como a un modelo de mercado. De manera resumida, señala que la mejor forma de alcanzar el desarrollo económico y la eficiencia en la asignación de los recursos es a través de un mercado libre; esto es, sin la intervención del Estado en ningún tipo de modo, como las regulaciones o los impuestos.
Como doctrina de pensamiento, tiene sus orígenes en el siglo XVIII. Surgió en respuesta a los privilegios de la nobleza; sector de la población que poco aportaba a la sociedad. Asimismo, atacaba al mercantilismo, que defendía la intervención intensiva del Estado en la economía.
En protesta por lo establecido, la economía liberal asegura que las fuerzas de oferta y demanda son las que, de forma natural, nos llevarán a un equilibrio; estado en donde los precios reflejarán la escasez relativa de los bienes y logren producir una asignación de recursos eficiente.
Ya como modelo aplicado, propone que la libre iniciativa de personas o empresas y la búsqueda de rentas tienen la capacidad de impulsar el crecimiento económico. Esto, con el aprovechamiento de las ventajas comparativas de los países para alcanzar mayores economías de escala, promover la destrucción creativa y destruir los privilegios de grupos de interés protegidos por alguna regulación injustificada.
5 puntos
Para alcanzar estos fines, la economía liberal se sostiene en un conjunto de ideas esenciales:
- La libre interacción de la oferta y demanda equilibran la producción y el consumo.
- Las intervenciones del Estado rompe el equilibrio natural de la oferta y demanda generando ineficiencia.
- De manera que, el rol del Estado debe limitarse a garantizar el cumplimiento de los acuerdos y contratos establecidos libremente por las personas y empresas.
- Cada individuo tiene la responsabilidad de ahorrar para educar a sus hijos, pagar su salud y mantenerse durante su vejez. En seguimiento a este principio, el ahorro y la acumulación de capital es el factor que impulsa el desarrollo económico
- Los individuos deben buscar su beneficio personal, y de esta forma impulsarán el bienestar social.
La práctica
Si bien estas nociones suenan bien en teoría, en la práctica se manejan de manera distinta. De acuerdo con la economía liberal, la libre interacción de la oferta y la demanda se lleva de la siguiente forma. Cuando un bien o servicio es demandado por los consumidores, su precio aumenta; esto lleva a que algunos consumidores busquen sustitutos y otros dejen de comprar. Los oferentes, por su parte, se ven incentivados por los altos precios lo que los lleva a invertir en capacidad y aumentar la producción.
De esta forma, por lo que se argumenta, a través de incentivos económicos, el mercado llega a un equilibrio; tanto en el mercado del mismo bien y servicio, como en los mercados de los factores productivos: ya sea capital, de trabajo, o tecnología.
Cabe destacar que, si bien el liberalismo económico propone que las personas y empresas tengan iguales incentivos para competir y buscar la forma de lograr sus objetivos, con la intención de crear una competencia amplia, existe una desventaja considerable en su aplicación.
Los críticos argumentan que en su estado más extremo, este modelo el liberalismo deja de lado consideraciones sociales. En particular, se desentiende de aquellos que se encuentran en una situación desventajosa y por ende les es muy difícil progresar (niños pobres, enfermos, ancianos sin recursos, etc.).
A este último argumento puede objetarse todo lo contrario. Expertos apuntan que el libre comercio permite la aparición de economías de escala y la especialización creciente de cada agente; un contexto que incrementa la eficiencia y la productividad y que, por consiguiente, permite precios mucho más bajos y accesibles para todos los públicos.
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CAB