Al momento de prestarle dinero a la familia o amigos, debemos pensar que el orgullo es poco al pedir, pero mucho cuando llega la hora de pagar
Esta pandemia nos está pegando a muchos. El desempleo sube y los ingresos bajan. Sin embargo hay algunos que han tenido la fortuna de conservar sus trabajos sin grades cambios o mantenido finanzas sanas justo para no preocuparse por el dinero durante este tipo de crisis.
Si eres de esos afortunados quizá en breve te busquen familiares o amigos para pedirte prestado, una situación complicada en la que más nos vale saber qué hacer, pues no podemos negar ayuda a nuestros seres queridos, pero tampoco poner en riesgo la amistad o los lazos de sangre por el mentado dinero. ¿qué hacer?
La economista Barbara Maizer le sugirió a la BBC 4 cosas que debemos considerar al momento de prestarle dinero a la familia o amigos, pues el orgullo es poco al momento de pedir, pero mucho cuando llega la hora de pagar. Lo bueno es que al tratarse de personas de tu círculo cercano los conoces bastante bien como para saber qué tanto confiar.
No tengas miedo de preguntarles para qué quieren el dinero. Pues si se trata de una emergencia médica o algo por el estilo, el prestamos es casi seguro. Pero si te lo pide ese amigo que nunca ha cuidado sus finanzas, aquel tío que sólo quiere mantener su estilo de vida o aquellos que no ven la hora de satisfacer sus vicios o cambiar de coche sin necesidad, te harán pensarlo dos veces, antes de soltarles el efectivo.
El desempleo sube y los ingresos bajan durante la pandemia de #Covid19. Los préstamos de dinero están a la orden del día, estas son 4 cosas que debemos considerar al prestar a la familia o a los amigos…
— imagenzea (@imagenZea) July 20, 2020
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Dicen los abuelos que si prestas, piensa en que ese dinero jamás regresará. Si vuelve, será ganancia, sino al menos no te quitará el sueño. Además no pondrás en riesgo tu relación familiar o de amigos. No se los digas, pero asume que será un regalo en un momento complicado de su vidas. Eso si, jamás prestes una cantidad que pueda ponerte en riesgo a ti o por una cantidad que afecte tus finanzas como para no olvidar.
Siempre pon las cosas cosas por escrito. Si no con un aval legal, si al menos en una hoja donde quede establecido el prestado, la fecha de pago, penalizaciones o intereses y cualquier cosa que evite malos entendidos. Recuerda que los prestamos a la palabra son muy románticos pero siempre se prestan a malas interpretaciones.
Y finalmente establece pagos. Quizá la otra persona no te pueda pagar todo de un jalón, pero el hecho de que seas tu quien le preste y no el banco, le permitirá irte pagando en plazos distintos o incluso puedes prestarle una parte y si vez que va cumpliendo, poner a su disposición el resto del dinero.
Todo lo anterior no te asegura que no haya riesgos, ni que la relación familiar o afectiva se vea afectada, pero al menos te dará un poco de tranquilidad.
Y de paso, quizá se convierte en una buena área de oportunidad al invertir en tus seres queridos, o en una de esas reinventan su economía trabajando juntos en un negocio que jamás se imaginamos empezar.
IPR
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