Este día se institucionalizó para hacer conciencia sobre los efectos que produce en el mundo el desperdicio de alimentos.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura afirma que aproximadamente un 30% de los alimentos producidos para el consumo humano en todo el mundo se pierde o desperdicia cada año.
Esto equivale a mil 300 millones de toneladas de comida, 1 billón de dólares en costes económicos, cerca de 700 mil millones de dólares en costes ambientales y alrededor de 900 mil millones en costes sociales.
Los alimentos se pierden o desperdician a lo largo de toda la cadena alimentaria, desde la producción agrícola inicial hasta el consumo final en los hogares.
En los países de ingresos altos y medianos, los alimentos se desperdician de manera significativa en la etapa del consumo, lo que significa que se desechan (se tiran) incluso si todavía son adecuados para el consumo humano.
En las regiones industrializadas, también se producen pérdidas importantes al principio de las cadenas de suministro de alimentos. En los países de ingresos bajos, los alimentos se pierden principalmente durante las primeras etapas y las etapas intermedias de la cadena de suministro de alimentos y se desperdician muchos menos alimentos en el consumo.
El desperdicio de alimentos daña el clima, el agua, la tierra y la biodiversidad.
El informe también señala que las emisiones del desperdicio mundial de alimentos equivalen casi a las emisiones mundiales del transporte por carretera.
Si bien el volumen de desperdicio de carne en el mundo es relativamente bajo, el sector cárnico genera un impacto considerable en el ambiente en términos de ocupación del suelo y la huella de carbono, especialmente en los países de ingresos elevados y Latinoamérica, que en conjunto abarcan el 80% del total de despilfarro de carne.
La reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos también se establece en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, y específicamente en la Meta 12.3 (ver más sobre el ODS 12), que exige reducir a la mitad el desperdicio mundial de alimentos per cápita a nivel minorista y de consumo, así como reducir las pérdidas de alimentos a lo largo de las cadenas de producción y suministro.
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AFG