En materia energética, este año transcurrió entre desabasto, huachicoleo fatal, la promesa de una refinería e insumos propios de mediados del siglo XX
Apenas comenzaba 2019 y la recién llegada administración federal de la llamada Cuarta Transformación de México se abocó a combatir el robo de combustibles, o huachicoleo; en donde encontró su primera batalla frontal.
El sustento de dichas acciones fue el de rescatar al sector energético del país, dado que 2018 había cerrado con un saldo de 12 mil 581 tomas clandestinas, generando una pérdida de 35 mil millones de pesos.
Ondeando con fuerza la bandera de parar en seco el robo a la nación, miles de soldados y marinos fueron encomendados a resguardar las instalaciones estratégicas de Petróleos Mexicano (Pemex), por lo que en el ánimo de combatir este delito se cerró la llave a los ductos de distribución, sacando las pipas a las calles para surtir a las estaciones. Pero vino el desabasto, el caos… y porqué no, el pánico.
Así, apenas nos sacudíamos la resaca de Año Nuevo y Reyes, cuando los mexicanos vivimos al menos dos semanas de calvario gasolinero, siendo Tamaulipas, Jalisco, Aguascalientes, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo, Estado de México, Puebla, Michoacán y la Ciudad de México, las entidades más afectadas, hasta que se logró normalizar la distribución.
No terminábamos de recuperarnos del desabasto de gasolina en el país,m cuando el viernes 18 de enero se registró una fatídica explosión en una toma clandestina en un ducto de la empresa productiva del Estado en Tlahuelilpan, Hidalgo.
La tarde de ese viernes negro, cientos de personas se concentraron alrededor de la toma de la que emanaba combustible a borbotones, cual jersey. Aquello era una fiesta de bidones y garrafas hasta que sobrevino la explosión que dejó una estela de muerte, dolor y desolación; el saldo final de la tragedia fue de 137 muertos y varios más, con lesiones de por vida.
Meses más tarde, desoyendo las voces que apuntan a dejar de despetrolizar la economía y apostar por los energéticos alternos, y siguiendo la lógica de la autosuficiencia en la producción de combustibles, en mayo se declaró desierta la licitación para la construcción de la refinería de Dos Bocas, Tabasco; por lo que Pemex y la Secretaría de Energía (Sener) asumieron la empresa de realizar la obra.
Los trabajos comenzaron el 2 de junio y a lo largo de este 2019 se han invertido 50 mil millones de pesos, de los 160 mil millones de la inversión total, previendo que esté lista para mayo del 2022. Dejando muchas dudas en el aire sobre el tiempo que tendría que pasar para comience a ser rentable.
Pero no pasó ni una semana de la presunción presidencial por la prometedora nueva refinería, cuando Fitch Ratings recorta la calificación crediticia de Pemex, dejándola en grado especulativo.
Esto, en un contexto en el que a inicios de agosto la Sener informó que la inversión total en la empresa en este año fue de 288 mil millones de pesos, monto 41 por ciento mayor respecto al ejercido en 2018, y que el uso de las refinerías aumentó de 32 a 42 por ciento, y la importación de petrolíferos se redujo 14 por ciento.
Pero este 2019 no todo fue relativo a los combustibles fósiles. La energía eléctrica también enfrentó algunas contrariedades. Por ejemplo, en agosto el gobierno federal llegó a un acuerdo con las empresas constructoras de gasoductos para destrabar el conflicto que había iniciado la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en febrero, con lo que se anunció un ahorro de 4 mil 500 millones de dólares para las arcas públicas.
Pero, también este 2019 la CFE firmó un cuestionado convenio para reanudar la compra de carbón con productores de Coahuila, con un pedido emergente de 80 mil toneladas del mineral, el cual serviría como base para que en 2020 se afiance la compra de 1.2 a 2 millones de toneladas, con incrementos graduales por año.
Esto, frente a las críticas por seguir basando la generación de electricidad en sentido contrario a la tendencia mundial, que se gira por las llamadas energías limpias.
Así transcurrió este 2019 en materia energética: entre desabasto, huachicoleo fatal, una refinería que promete volver a hacer de Pemex la gallina de los huevos de oro, insumos propios de mediados del siglo XX y las calificadoras mirando con recelo las políticas aplicadas por el gobierno de la 4T.
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