Bajo el nombre de “Águilas Aztecas”, cinco mexicanos murieron en el frente y uno por enfermedad, pero al final de la Guerra, habían dejado fuera de combate a 30 mil soldados nipones
La Segunda Guerra Mundial es uno de los acontecimientos más recordados en la historia contemporánea, por su alcance universal y sus fatídicas consecuencias, diferentes países conmemoran su participación y las pérdidas que este evento trajo para su nación y habitantes, y México no es la excepción.
Cuando los países aliados (Francia, Reino Unido, Estados Unidos y la URSS) se encontraban consumando los últimos ataques a las ya debilitadas potencias del Eje (Alemania, Italia y Japón), frente a las costas de Florida un torpedo de un submarino alemán impactó en el buque petrolero mexicano “Potrero del Llano”, arrastrando a 13 miembros de la tripulación, hecho que originó que la nación mexicana decidiera participar en la guerra tras tres años de neutralidad.
Estas agresiones obligaron al Gobierno a tomar una postura activa ante el conflicto, y el entonces presidente, Manuel Ávila Camacho, señaló que existía el compromiso moral de coadyuvar al triunfo común contra las dictaduras nazis fascistas, y defender así, los valores supremos de la libertad y el respeto entre las naciones.
Para apoyar a las fuerzas aliadas se decidió crear una pequeña unidad aérea de combate, cuya misión sería liberar a Filipinas del asedio japonés, y así fue como nació la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana.
El 16 de julio de 1944 se pasó revista a los cerca de 300 hombres de la FAEM (Escuadrón 201) y el día 24, el personal se trasladó a Estados Unidos para realizar adiestramiento avanzado.
El Escuadrón 201 recibió entrenamiento durante más de siete meses en distintas bases militares de Estados Unidos. Curiosamente fueron instruidos por algunas mujeres, lo que representaba un reto para estos hombres originarios de un país machista.
Salieron de San Francisco, California, a bordo del buque “Fairisle” el martes 27 de marzo de 1945, con destino a Manila, Filipinas, lugar la que arribaron hasta el 1 de mayo de 1945.
Sus operaciones se realizaron entre junio y agosto de 1945; la mayoría de ellas eran realizadas a bordo de aviones Thunderbolt P-47.
De acuerdo con la Secretaría de la Defensa Nacional, el Escuadrón 201 condujo 96 misiones de combate apoyando a las fuerzas terrestres aliadas y participaron en los bombardeos de Luzón y Formosa, hoy Taiwán. Solo 30 pilotos apoyaron la guerra aérea, y 268 más, las labores en tierra.
Bajo el nombre de “Águilas Aztecas”, no solo pelearon contra la fuerza japonesa, sino que también se enfrentaron a los prejuicios racistas de ese entonces. Cinco mexicanos murieron en el frente y uno por enfermedad, pero al final de la Guerra, habían dejado fuera de combate a 30 mil soldados nipones.
El 18 de noviembre de 1945, nuestro país recibió a los victoriosos sobrevivientes. Se trató de una recepción popular y oficial llena de alegría. El presidente Manuel Ávila Camacho destacó la labor desempeñada por estos mexicanos, la cual contribuyó significativamente a combatir a las potencias del Eje. Dos días después, los pilotos encabezaron el desfile militar conmemorativo de la Revolución Mexicana.
En el año 2004, se expidió un proyecto de decreto por el que el 2 de mayo se conmemora la muerte de los pilotos de la Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana, y cada año se celebra con una ceremonia solemne en el monumento a dicho organismo en la primera sección del bosque de Chapultepec.
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