El sueco creó la dinamita y la comercializó, además trascendió por crearon los premios que llevan su nombre
Este 21 de octubre se conmemoran 187 años del natalicio de Alfred Bernhard Nobel, empresario sueco que creó la dinamita y la comercializó y que trascendió por crearon los premios y reconocimientos que llevan su nombre.
Químico, ingeniero, escritor e inventor, Nobel fue dueño de la compañía Bofors, misma a la que orientó desde la producción de hierro y acero, a la fabricación a gran escala de cañones y otros armamentos.
Registró durante su vida 355 patentes y en la actualidad su nombre sobrevive en varias compañías, como Dynamit Nobel y AkzoNobel.
Antes de fallecer a causa de una hemorragia cerebral en Italia decretó que con su patrimonio se instituyera la organización que reconoce a diversas disciplinas.
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Se calcula que su fortuna en el momento de su muerte era de 33 millones de coronas, de las que legó a su familia apenas una pequeña cantidad. El resto fue destinado a los Premios Nobel.
Alfred era un chico tímido, curioso y muy inteligente. Le gustaba mucho leer y hablaba cinco idiomas: sueco, ruso, francés, inglés y alemán. Cuando era pequeño, se imaginaba siendo poeta (le gustaban mucho Lord Byron y Shelley) pero su padre quiso que entrara en el negocio familiar.
Se formó como ingeniero y químico con algunos de los científicos más importantes de la época.
Siguiendo los pasos de su padre, que había inventado minas y torpedos, Alfred realizó experimentos con la nitroglicerina, un material altamente inestable y explosivo que se había descubierto en 1846. Poco después crearía la dinamita, el invento por el que es hasta hoy recordado y reconocido.
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AFG