Al escritor mexicano le bastaron una novela y un libro de cuentos para ocupar un lugar privilegiado dentro de las letras hispanoamericanas
Un 16 de mayo, pero de 1917 nace en Sayula, Jalisco, Juan Nepomuceno Carlos Pérez Rulfo Vizcaíno, renombrado escritor, guionista y fotógrafo mexicano perteneciente a la generación del ’52.
Dicha generación también nombrada Generación de Medio Siglo, surge en un periodo de transformaciones económicas, políticas y culturales y de ruptura con los viejos valores revolucionarios.
Juan Rulfo fue uno de los más grandes escritores latinoamericanos del siglo XX al presentar en sus obras la combinación de realidad y fantasía cuyas acciones se desarrollan en escenarios mexicanos. Sus personajes representan el tipismo del lugar con sus grandes problemáticas socio-culturales pero sumergidas en un mundo fantástico.
Tambien era amante de la fotografía y su primera exposición tuvo lugar en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México en 1980
El escritor dejó dos grandes legados literarios y es considerado el parteaguas de la literatura mexicana que marca el fin de la novela revolucionaria.
Llano en llamas
Fue el primer volumen del libro de relatos de Juan Rulfo. La obra fue publicada en su primera edición en 1953, en la Ciudad de México, por el Fondo de Cultura Económica.
Está compuesto por 17 relatos en los que el escritor intenta plasmar una realidad cruda, difícil y árida, situándose en un contexto en las décadas de 1940 y 1950, donde muestra a los campesinos solitarios y miserables que sobreviven tras el fracaso de la Revolución Mexicana.
La sociedad estaba despolitizada y los mexicanos adoptaron dos posturas diferentes. Por un lado se encontraban los que creían que la Revolución había producido los cambios que se buscaban, y por el otro lado estaban los que creían que su meta no se había alcanzado y concebían el arte como un camino para manifestar una posición crítica.
Entre medio de estas dos posturas nace la obra de Juan Rulfo. Dentro de ella plasmó la realidad del hombre mexicano involucrando su propia historia. No narró la Revolución, si no que mostró al hombre mexicano concretamente, a través de un escenario donde el panorama pintaba árido.
Sus personajes muestran al hombre campesino real, y optan un lenguaje popular con sus mexicanismos y vulgarismos.
Originalmente, la obra se iba a titular “Los cuentos del tío Celerino”, en homenaje al tío del escritor.
Pedro Páramo
Es la primera y única novela de Rulfo, originalmente publicada en 1955 y su segunda obra después de El llano en llamas, siendo catalogada como una de las obras maestras de la literatura hispanoamericana.
La novela inmiscuida en un ambiente de realismo mágico, se basa en la ciudad de Comala y narra dos historias que se sitúan en la época de la Guerra Cristera.
La primera de ellas es la de un hombre llamado Juan Preciado que llega a Comala, al sur de Jalisco, un lugar misterioso, vacio y sin vida en busca de su padre, Pedro Páramo, quellega a buscarlo para cobrar el olvido en el que los mantuvo a él y a su madre fallecida. Y la del mismo Pedro, un cacique que con el tiempo se corrompió por el poder que le generó la Revolución.
Una vez en el pueblo, descubre que está deshabitado pero lleno de fantasmas y voces de almas en pena. Por lo tanto, toda persona o personaje dentro de la historia se encuentra fallecida.
El habla popular y regional de México predomina en el diálogo, pero la voz del narrador en tercera persona es poética e incluye muchas descripciones de la naturaleza, en particular, la luna, la lluvia y la vegetación de Comala.
Después de haber concluido sus dos novelas, Rulfo abandonó la escritura, justificando ese abandono a la muerte de su tío Celerino, quien fue la inspiración para crear las obras.
Juan Rulfo falleció en la Ciudad de México el 7 de enero de 1986. Desde entonces, sigue siendo uno de los escritores mexicanos más leídos en su país y el extranjero; y sigue siendo motivo de innumerables estudios, homenajes y reapropiaciones.
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