Este país está hasta la madre de rateros y llego el tiempo de hablar de frente y sin tregua.
Quiero poner varias cosas en claro. Esta semana ha circulado, a un nivel de cerca de 10 millones de reproducción el comentario que hice sobre la maestra Elba Esther Gordillo. Algunos se sintieron ofendidos toda vez que mi comentario estaba lleno de adjetivos. Si mi profesión tiene que estar llena de sustantivos, supongo que debería de ser cronista y si la dominaran los verbos quizá debería de ser motivador, entrenador o sargento del ejército. Perdón y me disculpo, no encuentro una forma más honrada de desempeñar mi oficio que calificando las conductas, sobre todo de ciertos actores que han sido una tragedia para la vida política nacional.
A la maestra no la conozco, no tenemos afrenta conocida, pero me encabrona su cinismo. Una cosa es que la legislación la saque de la cárcel y otra muy distinta es presentarse ante los medios como una víctima. Hay que tener un poquitín más de madre, de esa misma que le heredó más de 700 millones de pesos, cuento que sólo ella se puede creer.
En el video comentado, hago un llamado a un ejercicio nacional, el de vernos detenidamente 5 minutos frente al espejo para determinar, si tenemos cara o somos pendejos. El resultado atronador del ejercicio es que nos han querido ver la cara, pero ni lo somos, ni parecemos.
Me remonto para centrar el tema, a una entrevista que en el 2012, le realicé en Cadena Tres a Noé Rivera, ex operador financiero y político de esta nueva prócer nacional y mártir de la persecución del poder mexicana.
En ella Rivera me relató las cuentas que la dama en cuestión tenía que pagar en tiendas departamentales de “hiperlujo” como Saks Fith Av. y Neiman Marcus, de un orden mayor a 100 mil dólares mensuales y que fueron liquidados por el entrevistado. También me habló del fraude en el fideicomiso de vivienda para los trabajadores y sus millonarios desvíos. Estos elementos quedaron incluídos en los casos que la PGR llevó en su contra. En esa ocasión también me platicó de sus casas y departamentos en Madrid, París y San Diego. Respecto a ésta última ella la aceptó y dijo a “Proceso”, que su casa en California no costaba 5 millones de dólares como la querían difamar, sino sólo 1.7 millones. Como si fuera una gracia. Me pregunto qué maestro al día de hoy podrá ver junto en toda su vida un triste millón de pesos, y qué escuela podrá contar con un presupuesto de 34 millones para ser equipada. Y esto es lo que acepta la cínica del vochito y el departamento en la Narvarte, que cuentan estaba infestado de ratones.
Por si esto fuera poco, nos vendieron una grave enfermedad de la señora Gordillo, se pasó un buen tiempo en la torre clínica del penal de Tepepan, para después deambular por algunos hospitales privados de la ciudad. El resultado, una mujer más joven y vigorosa que la que entró en la cárcel hace más de 5 años, reitero, quién será el autor del engaño que nos considera tan imbéciles?
Pero seamos claros, la nueva Vargas Llosa de la educación, que se aventó un discurso melodramático y mamón hace exactamente una semana, no es la culpable de salir libre (Por cierto la frase de: “Más vale conquistarse a una misma que ganar mil batallas”), merece ser inscrita en letras de oro en el Congreso, tiene un valor literario inconmensurable. No tiene la culpa. No es inocente, creo que en ningún centímetro de su piel puede ser inocente, pero realmente de conformidad con la legislación no puede ser culpable.
El problema de fondo es que la legislación nacional no permite fiscalizar los recursos de los sindicatos. Eso quiere decir, que tanto Gordillo como ladrones de la talla de Romero Deschamps y Joel Ayala pueden robarse lo que les de su regalada gana.
Hay que recordar que en el famoso “PemexGate”, el lindo y ratero abuelito de Keiko, Bolly y Morgancita desvió 640 millones de pesos a la campaña de Labastida, pero eso es un asunto menor. Evidentemente tampoco fueron llevados a la justicia los responsables por los mismos motivos, pero el PRI fue multado por el órgano electoral por mil millones de pesos. Pero esto es una nimiedad en un mundo sindical en donde la constante es el robarse dinero a manos llenas y ampararse en la legislación. Y desde aquí hago caso a la petición de mi querido Ángel Verdugo haré un repaso de todos estos malandrines disfrazados de líderes sociales que solo se han aprovechado del dinero de sus agremiados.
Por supuesto los primeros Carlos Romero Deschamps y Joel Ayala. La lista es interminable y prometo en este espacio y con el apoyo de los lectores, no callarme y menos claudicar. Este país está hasta la madre de rateros y llego el tiempo de hablar de frente y sin tregua, no importando con quien hicieron pactos. ¡Ya estuvo bueno carajo!